20 de mayo de 2013, Chiclana de la Frontera , Cádiz.
Miguel despierta, como cada día.
De repente, a su puerta llega el cartero y deja en sus manos
un burofax, lo abre nervioso. Comienza a leer, es su banco, reclamándole
una deuda de 167.000€, que de no ser
sanada en 48 horas se solucionaría por vía judicial. Es sin duda el peor día de
su vida, la desesperación aumenta por momentos, hasta que en la media noche y
al quedarse sólo en su domicilio, a las afueras de dicha localidad gaditana se
quita la vida.
Esta es la cara más dura que la Crisis Hipotecaria
ha tomado en nuestro país, es la historia de miles de personas cada año, que
deciden dar carpetazo a sus vidas por problemas de impago . En concreto, en
2011, hubo 3180 suicidios relacionados con la crisis.
Suicidios y familias sin hogar son la virulenta y directa
consecuencia que la crisis ha tallado en España, consecuencias que han puesto
el problema en el candelero mediático y político y que han hecho alzar la voz a
la sociedad por vía de asociaciones como la Plataforma de Afectados
por la Hipoteca-PAH .
En el año 2007 el sector inmobiliario comienza a manifestar
sus problemas con la bajada de ventas, preventas e hipotecas como seña de la
crisis económica, negada entonces por el gobierno del PSOE.
Es en 2008 cuando las ventas de las principales empresas del
sector caen un 72%, momento en el que los medios de comunicación dan por segura
una evidente crisis en la construcción, uno de los principales motores
económicos de nuestro país, en el
contexto de una crisis financiera mundial. Problema que continuará acentuándose
en el año 2009, comenzando a ser reconocido por Moncloa.
De cara a 2009, el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero
en un intento por subsanar el problema saca el ‘Plan Estatal de Vivienda y
Rehabilitación’, vigente hasta 2012 y basado en la construcción de obra pública
y los incentivos al alquiler de viviendas, por otra parte las entidades
financieras e inmobiliarias reclamaban al ejecutivo un rescate económico para
poder dar carpetazo a su problema.
El conflicto continúa creciendo y mientras tanto, algunos
expertos reclaman la adaptación del modelo alemán mediante la creación de un
‘Banco Malo’, a la vez que el Banco de España alerta de dos años consecutivos
con un importante problema de impago de créditos hipotecarios, llegando a las
178.000 ejecuciones de desahucios en este periodo.
Nace entonces el debate sobre la ley hipotecaria de nuestro
país, por el cual el desahuciado debe seguir pagando su deuda aun perdiendo su
vivienda, en absoluto detrimento de los derechos ciudadanos amparados por la Constitución de 1978.
Este movimiento social
en pro del derecho a una vivienda digna nació hace 4 años en Barcelona y debido
al calado del problema se ha extendido por toda la geografía nacional,
agrupando a personas relacionadas con los problemas hipotecarios, así también como
a voluntarios que han hecho de su voz un arma anti-desahucios.
Desde entonces la
plataforma ha encabezado la lucha ejerciendo resistencia pasiva y elaborando
propuestas e iniciativas ante ejecuciones y notificaciones.
Entre muchas de sus
acciones, cabe destacar la redacción, junto con otros movimientos sociales de
una Iniciativa Legislativa Popular que regule la dación en pago con carácter
retroactivo, ampliando posteriormente el texto a peticiones de moratoria y
reconversión de hipotecas en alquileres sociales.
Sin duda, una de las
grandes victorias de esta plataforma es la sentencia del Tribunal de Justicia
Europeo, del pasado 14 de marzo, calificando la legislación hipotecaria
española de abusiva e instando al Gobierno Rajoy al cambio de la normativa.
Su líder, Ada Colau, se
ha convertido en un referente del movimiento y en una habitual contertulia de
debates de actualidad debido a su capacidad dialéctica y amplio conocimiento
del problema.
La clase política y los deshaucios
Desde que el movimiento anti-desahucios liderado
por Colau, así como el problema adquirieron una gran dimensión mediática, políticos y ciudadanos han convertido la
crisis hipotecaria en una discusión habitual.
Desde que este problema estuviese en la primera
línea informativa, los diversos grupos políticos lo han tomado como arma
arrojadiza.
Famosas son las supuestas declaraciones que
hacía María Dolores de Cospedal en las que decía: “Los votantes del PP se
ajustan el cinturón, pero pagan la hipoteca, mientras otros con excusas vagas
no hacen lo mismo". Palabras que la portavoz del PP se apresuró a desmentir.
Por otra parte, la alcaldesa de la localidad
palentina de Aguilar de Campoo manifestó en una entrevista que se disfrazaría
de mendiga porque los desahucios están de moda, algo de lo que la edil popular
aún no se ha retractado.
En el otro bando político, los internautas ha
delatado a la oposición sacando a la luz unas declaraciones de Carme Chacón en
2009 en relación con la intención del anterior gobierno por agilizar los
desahucios, pese a su posición actual por frenar el problema, una posición que
vemos clara en una declaraciones del líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba: “Los
desahucios y problemas con las hipotecas han de ser tratados como lo son las
quiebras de las empresas, de manera inmediata” instando de este modo al
gobierno a tomar medidas inmediatas frente al conflicto.
Desde IU, por boca de Alberto Garzón calificaban
de maquillaje y cosmética política la Reforma de Ley Hipotecaria, añadiendo también que
es insuficiente.
En otro orden de cosas, el problema de los
escraches, relacionado con la PAH fue tachado de “Vil y cobarde” por
Rosa Díez, líder de UPyD.
También la Plataforma liderada por Ada Colau ha desatado la
controversia entre la clase política, por ejemplo, la Delegada del Gobierno en
Madrid, Cristina Cifuentes declaraba a la prensa que: “Esta comprobada la
relación entre la PAH
y grupos proetarras”, algo que ha sentado como un tiro dentro este movimiento,
que ha pedido la retractación de Cifuentes.
El problema de los desahucios ha captado la
atención de medios internacionales como “The New York Times”.
He realizado este pequeño artículo de la forma más objetiva que se, ya que lo importante no son las filigranas ni los adornos literarios, sino el problema y sus datos. Debo agradecer, eso sí, a todo aquel que de manera desinteresada ha puesto toda la carne en el asador para cortar de raíz esta lacra.
Lo esencial, como les digo, es evitar que historias como la de Miguel se repitan.
Esto es una humilde opinión de un joven de 20 años.
Víctor Amor