Monday, February 10, 2014

CINE, papel, TIJERA



Prepare un recipiente con grandes dosis de talento, añádale creatividad y eche tres cucharadas soperas de trabajo. Mezcle los ingredientes en un bol y deje reposar durante el tiempo de montaje y postproducción. Meta los productos ya mezclados en un horno al 21% de IVA. Finalmente, deje enfriar el plato en una sala de cine y ya estará listo para servir al público previo recorte de tijera ministerial. Así obtendrá Cine Español.

Ya lo ven, parece fácil construir cualquier proyecto de largometraje o cortometraje en este país, pero les aseguro que no lo es. Si no pregunten a cualquier productor, director, guionista,… La navaja asesina gubernamental pende sobre la sanidad, la educación y… ¡Efectivamente! Sobre la cultura. Un arma blanca que, el ministro de cultura, va clavando sin piedad a su antojo en el estigmatizado cuerpo del cine español.

Si usted vio o leyó algo sobre los premios Goya, seguro que se quedó con cosas del photocall, lo de aburrido del presentador, los aplausos lentos de dos jóvenes actrices o con la emoción de la gran Terele Pávez. Pero, antes de una ceremonia de entrega de “cabezones”, hay todo un año de lucha por sacar proyectos, y que usted y yo los podamos ver ¿Cuántos se quedarán en un cajón? ¿Cuántos no podrán ver la luz por falta de financiacion? Porque poner en marcha producciones en España cuesta, y mucho.

A la par que veía la gala con unos amigos, echaba un ojo a las redes sociales, por aquello de saber que opinaban otros. Y me di de bruces con un opinión que, aunque no mayoritaria, bastante común. Pude leer varias veces “Qué jeta tienen los Bardem” o “Estos del cine siempre reivindicando”. Les voy a decir una cosa, me parece fantástico que exista esa denuncia social en los Goya. Estos premios son una fabulosa plataforma para poner en primera plana los temas más hirientes de la actualidad. Estoy tan seguro de que si esto lo hicera la Jolie desde el atril de los Oscars nos parecería a todos una gran dosis de humanidad por parte de la actriz. Pero si lo hacen la Verdú, Marian Álvarez o Candela Peña, por poner algún ejemplo, lo tachamos de oportunismo barato. Y no es así, hay que aprovechar esos momentos para reclamar derechos que están siendo anulados o menospreciados.

El Ministro Wert, en un brutal acto de cobardía, se negó a asistir y su partido soltaba la siguiente perla: "En el sueldo no va que te insulten". Queridos amigos del PP, la Constitución alberga el Derecho a la Crítica Política. La libertad de expresión es un Derecho Humano inviolable. Todo desde la mesura, por supuesto. Pero, por otra parte, si lo piensan, la asistencia del ministro hubiera sido la hipocresía padre después quitar lo que no está escrito al sector cinematográfico.
Es obvio que esto no es el Hollywood de los cientos de millones invertidos en producciones. Pero talento no falta, ganas tampoco y sobra vocación, porque en el Cine es imprescindible la vocación. 

No se olviden, el cine no agoniza, por mucho recorte que se lleve a cabo, el cine vive y crea vida. Y contra todo esto, nadie puede. Algo que deben tener muy claro en el ejecutivo.

Thursday, February 6, 2014

Voz, el poder de una voz



A tantas y tantos, que con su voz sanan.

Me encantan las voces. Son como una huella dactilar, nos distinguen. Pero, estas, son capaces de emocionar.

Me enamoro de las voces. Puedo hacerlo, y lo he hecho.

Lo mío con la sonoridad de las cuerdas vocales es enfermizo. Podría enumeraros miles de personas que me han ayudado, animado, herido, levantado, alegrado… con su timbre, tono e su intensidad.

Crecí con la radio. Pero, hoy, no voy a hablaros de ella. Podría, pero no.

Hablo de la voz y las emociones. De lo que, de manera innata, imprimen sus sonidos en el corazón.
Desde que tengo uso de razón, doy una importancia enorme a las palabras hechas sonido.

Llevo tres años en Madrid, y por mi tímpano han pasado tantas y tantas. Muchas sin dejar huella y otras que han tatuado su nombre en lo más profundo de mi cerebro. Y, las menos, pero, las más importantes, han firmado un contrato blindado con mi corazón.

Por ejemplo, Tamara y su voz dulce, capaz de curar al más enfermo. Isa, que hace de su tono y timbre la banda sonora de la sensatez y el cariño. Cris, que escucharla te deja helado. Profesional, pero profesional de las del corazón, de las que se dejan querer y quieren.
María, experta en este tema, sanadora de voces y con voz sanadora.

Max, mi compañero de dúo, mi amigo del alma. La voz de la experiencia, de la lucha y del trabajo con una meta clara. La voz masculina más firme que tengo en Madrid. Con perdón de Carlitos, la lealtad hecha dicción.

Sería injusto hablar de las voces de mi vida sin mencionar a las que tengo a una llamada de distancia. Como la de mi hermana postiza, Patricia. A distancia, desde el otro lado del teléfono ama, siente y quiere, desde la palabra. O mi prima, no de sangre, pero de corazón, Virgina, la que me escucha llorar y reír, y con un “Tranquilo” calma mi ira más fuerte. Pienso en Lau, la armonía que suena a sinceridad. Geli, que esucharla es un placer lleno de sabiduría y cariño. En la locura del timbre de Elena o en la inconfundible risa de Rebeca. El tono de Marta, y su sensibilidad arrojada, como un torrente de agua potable, por sus cuerdas vocales.

Me río yo de Carlos Herrera, de Pilar Tabares, Francino o Tony Aguilar. Nadie escucha, aconseja, comunica y acoge como mis voces.

Retrospectiva de sonidos esta que hago. Todos bueno, porque los malos sólo dejan células muertas en la cóclea. Pero, son eso, células muertas. Cosa del pasado.

Ya veis, los amigos son la familia que eliges. Pero, además son las voces, músicas y emociones que escoges.

Porque, sin voz, no soy nada. Pero, sin voces, no soy nadie.

DÍA 27. Fascinación


Lo importante de la vida y sus pequeños detalles.

Parece que todo va cambiando, aunque, el amor es como un examen de facultad. Nunca te puede aventurar a decir que va bien, porque puede ser todo lo contrario.
Pero yo soy muy de aventurarme. Amanecí con mariposas en la tripa y evité los post-it de la pantalla del ordenar. Me recuerda a cuando me enamoré de ti y decidí dejar la carrera en segundo plano por vivirte en la primera fila.

Te hablaba antes de pequeños detalles, por ejemplo, unos ojos verdes que brillan con el sol madrileño de mediodía. Creo que no hay mejor alegoría de la vida que sentarte al lado de una persona y ser el afortunado de ver sus ojos por primera vez. Hoy disfruté de uno del verde rozado con la luz.

Mi problema es haber perdido el hábito de sonreír, Sergio.
¡Coño! Que mis padres me pusieron una ortodoncia con diez años, y yo, de repente, me he vuelto incapaz de sonreír. Me he lanzado a la aventura de rozar una espalda desnuda con las yemas de los dedos y a fumar un cigarro en febrero en el balcón. Un mundo de contrastes, el calor de la piel, peleando a plena espada con el frío de Madrid.

Un domingo en el que no hacer nada, como los nuestros. Como los que pasábamos en el sofá agotando películas y reposiciones de programas. Sólo hay una pequeña diferencia, ya no es contigo, y tampoco te echo mucho de menos.

¿Sabes? A veces, pienso que si alguien abre mi ordenador y lee este documento, en el que no hago nada más que contar mi vida sin ningún tipo de pudor, va a pensar que estoy loco, pero… ¡A la mierda! Me encanta, creo que he vuelto a los 18, y de eso ya han pasado casi diez años.
Me he hecho cocinero, pero no como los de la televisión, de los buenos. De los que consiguen hacer un plato excesivamente bueno con cuatro cosas que hay en la nevera.
Hemos dejado a Elenita y a sus cosas de histérica vagar por las calles de Madrid con un chico que ha conocido el otro día en Cats. Es lo más, si tuviera que enumerar todos los hombres que la han ilusionado en la vida me faltarían folios. Siempre con ese “Marcos, este es el de verdad, lo noto”. Tiene el rádar del amor tan estropeado… bueno, como yo.
Desgaste mis puntas de los dedos cambiando de canal el resto de la tarde, mientras que David me nutría con gominolas y cosas demasiado insalubres para ser contadas. Cuando el día no parecía dar más de sí que unas mariposas en el estómago y unos roces dérmicos… sonó el teléfono.
Elena y sus locuras. Que viene para acá con “nosecuantos” compañeros de facultad a conocerme. Y yo, que soy tan anfitrión como los es Isabel Preysler en un anuncio de bombones me puse mis galas más decentes y adecenté cada rincón del hogar en tiempo record.
Sin darme cuenta, tenía a diez universitarios a mí alrededor mirándome sin perder detalle de nuestras anécdotas de universidad y de vida. ¿Síntoma de que me hago viejo? ¡No! Es que me he convertido en voz de experiencia.
Cuando el humo nicotinado había tomado el salón, aquéllos chavales abandonaron el piso y me dejaron a mí, sólo, con David y Elena. En una vida que se ha convertido en normal. Barriendo y recogiendo.

Y cuando ya dejas de creer en las señales y casualidades, pones la radio y…

“Quédate por siempre a mi lado. Es real lo que siento, mi vida, lo entendí, cuando te conocí. Yo que no creía más en esto, fue el poder de tu amor lo que me hizo caer en esta fascinación.
Esta fascinación que me da tu amor…”

En ese momento sentí que, por el momento, no me equivocaba. Que había conseguido aceptar amores que me mimasen. Aunque, a decir verdad, no estoy muy convencido. Sufro un conflicto entre lo que pienso y debo pensar. Y en medio de esa batalla aparece tu puta cara, cuando ya no sol, cuando sus ojos está cerrados y cuando mi insomnio y yo vagamos por las sábanas esperando un empujón que no lleve al camino bueno.

Imagino que tú estás igual, pero más sólo ¿Verdad?