Sunday, December 15, 2013

DÍA 19. Puedes contar conmigo

Mi proximidad tóxica los 30 se nota.

He amanecido a mediodía. Con resaca. La luz me ha taladrado las córneas y tenía, al menos, 20 hectáreas de ojera en cada párpado.

David no estaba. Elena no estaba. Pati, contigo. Creí en el momento perfecto. En no ir. Pero, soy cortés, cumplo mi palabra y asisto a mis citas.

He comido un par de manzanas con ibuprofeno, por miedo a la revolución intestinal.

¡Joder! ¿Sabes? Te echo de menos hasta en las resaca. Ya no tengo fiel confidente al que transmitir mis quejas.

Ventilé la habitación, para eliminar cualquier reducto de olor a destilería. Intenté ahogarme durante media hora, en la ducha, para evitar nuestro reencuentro. Me vestí como si fuera de boda. Hice lo que pude con un bote de Hemoal en las ojeras, pero... nada, los trucos de revistas femeninas no sirven.

Vale, la suerte, hoy, me ha ido esquivando por las calles de Madrid. Tropezón y de bruces al suelo. La resaca me ha proporcionada sensaciones extracorpóreas. No siento con normalidad. Vivo en diferido. Funciono con retardo.

Llamé a Pati, por si no me necesitabais, Parecía tan interesada en juntarnos, que no me quedó más remedio. Odio enfrentarme en soledad a ti. Es como un duelo de David contra Goliath. En fin, estaba convencido de que hoy, perdería yo.

Si las miradas matasen... Tú y yo habríamos sido fulminados al instante, muertos en el suelo de granito de la Plaza de Santa Ana.

Estabas muy guapo. Estabas como en nuestras tardes  de invierno por Madrid.
Ahora que digo esto recuerdo nuestra canción de los domingos:

"...Que recordarás las tardes de invierno por Madrid, las noches enteras sin dormir. La vida pasaba, y yo sentía que me iba a morir de amor, al verte esperando en mi portal, sentado en el suelo sin pensar que puedes contar conmigo, para siempre, y no puedo evitar echarte de menos mientras das la mano a mi tiempo y te vas. Yo siento que quiero verte, y verte, y pienso..."

Recordar todo aquello me dejó débil. Todo mi ser se volcó en dar credibilidad a mi "Teoría de la proximidad al amor de tu vida". Pasé la tarde haciendo cosas sin sentido. Al margen de vuestra conversaciones. Miré el móvil y continué informando a David y Elena.

Elenita estaba tan pesada. Se empeñaba en que te plantase dos tortazos. Pero, no, al final, en mi torrente sanguíneo siempre premia que estés a mi lado. Miré el reloj y os interrumpí, sin piedad:

- Pati, vamos a casa a por las maletas. Que, al final, pierdes el tren. Dije con sonrisa falsa.

¿A qué juegas? ¿Qué coño buscas? ¿Me vacilas? No entiendo tu jeta. No entiendo por qué has venido hasta casa y nos has acompañado a la estación.

Pati quiso ser imparcial y, por el camino, en el taxi, fue haciéndome carantoñas. Apuré el tiempo de espera entre dos cigarros y unas risas con ella. Tú, pasaste a segundo plano.

Detesté momento en el que se subió al tren. No te quería a solas.

Cruzamos juntos el vestíbulo de Chamartín, sin regalarnos palabra alguna. No os soporté, ni a ti ni al silencio. Te agarré del hombro y sentí tu energía, esa que me cargaba las pilas a diario. Respiré hondo y, envueltos en la vorágine que es la línea 10 de metro, te pregunté: ¿Qué tal estas?. Un gran paso para mí, una putada para ti.

-Mal. Me echaron del trabajo el jueves. Respondiste apenado.
-¿Por? ¿Qué dices?
-No sé. Simplemente no me han renovado.

Y ahí terminó nuestra mierda de conversación.
¡Me alegro! No sabes lo que me gustó saber que ya no tienes curro. Soy sincero. Te lo mereces.

Me salvó la vida llegar a Tribunal. Salí del metro empujado por un grupo de británicos ebrios. Cuando creí perderte, escuché tu voz:

-¡Espera! ¡Espera! ¡ Eh1

Me giré y ahí estabas. Queriendo verme.

-¡Joder Marcos! ¡Estás sordo! ¿Puedo acompañarte? Dijiste avergonzado.

Lo bizarro de la situación me petrificó. Salimos del metro atorados por el calor, sin pensar en enero y en lo frío de los inviernos de Madrid.
Me tiroteaste el seso con cosas que me alegré de escuchar. Recapitulo, a ver si me he enterado:
1. Te han echado del curro.
2. Raúl te ha dejado.
3. Has vuelto a Pozuelo, a casa de tus padres.
¡Hostia! ¿Qué quieres que te diga? Pues me alegro de todas y cada una de estas cosas.

Ahora te has visto sólo y te has querido portar bien conmigo ¡Y una mierda! ¡No me da la gana!
Estas son las cosas que Ana anunció que llegarían. Batallas vencidas. Perdones inducidos.
Creí mucho en el karma en ese momento.

Yo cargué mi munición y... Disparé. Hablé de David. De sus ojos, de sus bondad, de sus deltoides, de su pelo, de su tez morena, de sus manos,... Tu aguantaste estoicamente el chaparrón.
Entonces, David, hizo gala de su don de la oportunidad, llamó para decirme que pasaría la noche con Elena en no se qué biblioteca nocturno.

¡Qué asco! Me quedé sin excusas para dejarte sólo en la calle.

Toda la tarde junto a ti me ha destrozado. Me has vuelto a apalear el corazón nuevo.
No sé cómo, ni por qué, pero... acabaste en casa. Terminamos riéndonos. Hasta Kate Moss dejó de acusarme con la mirada, para mirarnos con dulzura.
Todo tomó forma excesivamente rápido.
Cuando quise apartarte ya estaba entregado a los muelles de nuestro colchón. Sin ropa interior que hiciera de muro entre los dos.
El siguiente recuerdo es el de buscar mi tabaco con la mirada, mientras devolvía mis calzoncillo a la parte de mi anatomía, de donde nunca debieron ser despojados.

Giro drástico. Después del fatídico suceso sexual, volvimos a caer en la Guerra. La guerra de la que no teníamos que haber salido. Las treguas son una falacia.

Gritos y zarandeos. Kate y su mala mirada. Al fin y al cabo, normalidad.
Miré la puerta. Te señalé la salida con la mirada, como si fueras un extraño. Agachaste la cabeza y te fuiste. Otra vez sin decir adiós. Y yo que parezco haber heredado tu don de destrozar buenos momentos y corazones llenos de amor.
Dominante, dominado ¡Tiene que joder!

Cigarro, un poco de telebasura, tres bolsas de tila y... ¡A dormir! Que yo mañana trabajo. Tú no.

Con la sábana por la nariz me sentí gilipollas. Olía a sexo contigo, pero bueno, putear no esta mal. Usarte puede que no sea mala opción.

Puede que cambien las tornas.
Si es así ¿Cómo actuarás?








No comments:

Post a Comment