Mi casa es un hotel. Nuestra casa es un hotel.
Se ha dado cuenta el dedo pequeño de mi pie derecho. Cuando
me levanté a hacer café fue directo al choque frontal con la pata de la cama
portátil. Pati, evidentemente, despertó.
Tomé café, en tu taza. Desde que te fuiste siempre lo hago.
Los posos, que sedimentan al fondo del fregadero, liman los cuernos que
tengo.
¡Joder! Recuerdo tu infidelidad y me siento gilipollas.
Luego vuelvo a la habitación, veo a David y se me pasa un poco.
Pati y yo bajamos a ver a Lola. Hace mil años que no la veía.
Con Pati cruzó dos palabras de cortesía. Focalizó su atención en mí y en ponerme
el mejor pincho de tortilla del bar. Pedí que me cantara. Que nos cantara.
Me encanta oírla:
“…Y
me enfrento por las noches, a una cama muy vacía y la lleno con historias,
aventuras y malicias, Luego viene tu recuerdo, y su canción de despedida y me
encuentro noche a noche, en el punto de partida. En el punto de partida...”
Si lo sé, no le pido que nos cante. Me recuerda
tanto a mis noches. Pretendo auto convencerme de que ahora estoy muy feliz. De
que David suple tus carencias. Pero no, tú me ponías los pies fríos en las
lumbares al meterte en la cama.
Pati se empeñó en hacerte el centro de nuestro día.
Quiso visitar la facultad, donde fuimos tan felices. Donde tú y yo tonteábamos
sin parar. Recordamos mil anécdotas, de pasillo, de aula, de puerta, de
cafetería… No soporto recordarte. Me jode recordarte. Me jode pensarte.
Os pongo en una balanza. En un lado tú. En otro David. Siempre
pesan más tus buenos momentos. Pati dice que es normal, que solapo relaciones.
Pero, he pasado de darle credibilidad. Al fin y al cabo, ella, se va a casar
después de apenas seis meses de noviazgo.
Lo de siempre, ya me conoces, busco excusas para
desechar consejos cargados de razón. Si no me interesa, a la basura.
Hablando de basura. Esta mañana he dejado tus calzoncillos
en el cubo del portal.
He agotado mi tarde, junto a ella, mirando mil
escaparates. Riéndome y pensando en llamarte. Tengo mucha fuerza de voluntad
para levantar el teléfono. Pero bueno, fue Pati la que se ha encargado de
hacerlo. Espero que no sea tu cómplice.
Me he pasado las 3 primeras cervezas pensado en que
mañana nos vamos a encontrar. Me gusta y me mata la idea partes iguales. Uno de los anteriores, recuerdo que acabó en ilusiones rotas en tu nuevo
colchón de Lavapiés.
Espero que no pase ninguna de las dos cosas otra
vez, porque te abofeteo la cara sin pensarlo.
Elena y David se juntaron para cenar con nosotros.
Pagué yo, como siempre. Siempre he sido un poco pagafantas. Mi forma de ser. Parece
que me sobra el dinero. Luego no llego a fin de mes. David arrugó morro al
saber que mañana te vería. Me da igual. No queda otra.
Ya sabes lo que siempre pasa con Pati. Salgo. Me
lio con las cervezas. Ceno lo justo. Cambio las cervezas por copas. Cambio
copas por pacharán. Acabo como puta por rastrojo.
Bueno, como puta por rastrojo, no. Pero, bailando
Madonna en un bar de Drag Queens sí.
Mañana, me voy morir con todo esto. Ya te contaré.
David se ha dedicado a cuidar de mí. De vez en
cuando lo miraba con asco. No soporto que quiera ser como mi padre, sin tener
aún muelas del juicio.
He vuelto a casa. He hecho algo de desayuno y he
puesto la cocina perdida. Mañana limpio. Lo que sea con tal de no cruzarme contigo.
Hemos comido algo de lo que preparé, en el salón.
Kate Moss me volvió a mirar, creo que ella te echa más de menos que yo. Me ha
llamado borracho con la mirada.
Me metí en la cama sin pensar. Saqué un pie y lo
apoyé en el suelo, para evitar viajes astrales causados por el alcohol. El otro
pie, frío, fue a la espalda de David. Intentando evocarte.
Otra vez, como dice Rocío Jurado, me encuentro en
el punto de partida.
De lo demás no me acuerdo. El sueño llamó a mi
puerta mientras le miraba a los ojos. Y si le miro a los ojos me pierdo.
Mañana te veo ¿Qué te digo? ¿Qué me pongo? ¿Con qué
mano te doy la bofetada?
No comments:
Post a Comment