Monday, November 11, 2013

Día 3. ¡Cuánta Decepción!



Dormí tres horas. Elena se ha quedado en casa, tiesa.
Le he dejado tus llaves. Tu llavero está en la basura.

Al curro he ido caminando, me apetecía sentir el frío que hace en Madrid por las mañanas y en pleno enero. Me he puesto tu bufanda ¡Joder! ¿Tú sabes la colonia que te echas? Me cago en Issey Miyake y en su colonia que huele a ti.

Me ha llamado mi madre. Hacía siglos que no escuchaba su voz, es tan dulce, tan sensata. Es como tomarse un Lexatin por teléfono. También se lo he contado. Ahora ella también te odia. Yo no, pero es secreto. Entre tú y yo.
Mamá me soltó un sermón sobre el amor caduco. Me ha dicho que me centrase en el trabajo ¡Y una mierda! ¿Qué más quiere mi jefa?

El curro se me ha pasado rápido. He estado en una rueda de prensa  y en dos reuniones con Ana. Hemos vuelto con el tiempo justo para no aguantar a mi jefa gritando como una loca.

Cuando pensé que Elena nunca despertaría de su letargo… ¡Ahí estaba! En la puerta del curro. Me encanta ella ¡Qué bien le quedan las coletas mal hechas!
Me ha arrastró del brazo por toda la calle Santa Engracia. Yo no opuse resistencia. En realidad, tampoco lo hice contigo hace casi 48 horas.

Hoy estoy más receptivo. Me ha preguntado qué tal el día y yo he vomitado emociones. He dicho cientos de miles de malsonantes. Me esfuerzo en odiarte y no puedo. 
Decepción, sí, mucha. Odio, ni un ápice.

Hemos tomado 5 (¿O eran 6?) cervezas.

Camino de casa, Elena me ha dicho que se queda unos días conmigo ¡Esta chica mata por no entrar en su casa! Cuando he llegado olía a rayos, bueno, a Pollo con curry. Que sepas que sabe mejor que el tuyo, pero tampoco se deja comer.

Me he dado cuenta de que era viernes. He encendido la tele y nos hemos puesto a criticar. Me encanta evadirme con la “caja tonta”. Pero, de pronto, he mirado, he visto a Elena. Te he buscado ¡Lo juro!  Yo y mi manía de pensar que seguimos juntos.
 Cada minuto que pasa me decepcionas más.

Me he lavado los dientes. He dejado a Elena con la Teletienda y me he ido a la cama cantando en bajito:
“… No puedo pensar en nada, no puedo pensar en nada más. Siento una presión en mi cabeza, estoy a punto de explotar. ¡Cuánta decepción! Di todo por nada. Idiota, por donarte cada esquina de mi cuerpo…”
¡Sí! Vega sigue siendo así de oportuna. Siempre tengo algo suyo para cada momento. Se que la odias. Yo no.

Dos horas más tarde se ha acostado Elena. Lo sé porque me ha despertado a gritos ¡Está loca! ¡A las 5 de la mañana y a gritos!
Elena: -¡Eh! ¡¡¡¡¡PETARDO!!!!!! Mañana tenemos que salir. Duerme bien. Mañana party.
Yo: -(Voz zombi)  liahsdflnaldnflajsdnflajksdn ¡VALE! Alknsflasnfnasjfnal

Poco he dormido después. Me he puesto meditar si debería salir o no. Sigo sin saber qué hacer. ¡Hostia! ¿Qué harías tú en mi lugar? No es fácil.


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