Wednesday, November 20, 2013

DÍA 8. Como yo no hay dos



Sal de mi cabeza. Sal de mi cabeza. Sal de mi cabeza.
¡QUÉ SALGAS, JODER!

La verdad que hoy he dormido bastante bien. Pero… al levantarme y arrastrarme despeinado y ojeroso hasta el salón he visto a Kate Moss. Otra vez su mirada intimidatoria.
¡YO NO TENGO LA CULPA!

De buena mañana no ha habido nada a destacar. Café. Frío. Charcos. Metro. Lo de siempre, ya sabes.

Ana no me ha quitado ojo. Teme que meta el pie en la mierda. Otra vez.

Y… efectivamente. Tú. Como siempre.Oportuno.

12:36 Mensaje tuyo. Y cito textual.

Guapo! Por mi bien tengo q serte sincero.
Todo fue x otro chico. Raúl de mi curro.
Nos estamos conociendo. El otro dia no fui sincero.
Lo siento!!! T debía explicación. Hablms cnd quieras. Bss

Lo he leído otras cien veces. He arrojado el móvil, como canto rodado de río sobre el teclado. Las lágrimas han sido inevitables. Tabaco en mano he pulsado la tecla del ascensor. Necesitaba aire.
Ana ha corrido detrás, como si fuera su hijo. Lo que siente por mí es tan maternal…

He leído tu mensaje en voz alta y lo he acompañado de serios interrogantes ¿Guapo? ¿Sincero? ¿¿¿OTRO CHICO??? ¿¿¿LO SIENTO???

He creído necesitar una camisa de fuerza.
Ana me ha ofrecido Kleenex y un beso en la frente.

Nicotizado y shockeado he vuelto a mi mesa, a mis artículos, a mis traducciones, a preparar mis entrevistas,… Por cierto. No esperes respuesta. No la tendrás.

¿Quieres que te diga cómo me siento? Estafado. Asesinado. Muerto de dolor. Ahogado en lágrimas.
Tengo ansiedad. Tengo ganas de partirte la cara. No lo haré. No soy violento y lo sabes. Y también sabes que no te iba a contestar y sabes que estaba hundido y me has escrito para volverme a meter en las arenas movedizas de las que estaba saliendo.

Ana me ha llevado en coche a casa. Ella se ha encargado de avisar a Elena, de todo. De mi fragilidad.

Elena y su parca verde me han esperado en el portal. Quería que nos hartásemos a cervezas hasta morir de fallo hepático. Yo no estaba por la labor. 
Mejor un paseo por la Gran Vía con café en mano. Recuerdo que cuando empezamos a salir me dijiste: “Yo cuando estoy mal salgo a la calle y me camino por Gran Vía, hasta que se me pasa todo”. Como es habitual, te he hecho caso.
Tranquilo, siéntete tranquilo. Te vamos obviando en las conversaciones. Sólo estás líneas son mi reducto de libertad para contigo.

Me has hecho sentir que la vida se me escapa entre los dedos mientras pienso en ti. Esto es algo inhumano. Tú me conoces. Tú sabes como soy. Tú sabes que previo aviso me lo hubiera tomado mejor.
Te fuiste sin explicación, con maletas de por medio. Sin despedidas. Sin volver a Londres. Seguro que Londres hubiera acabado con todos los problemas. O no.

No quiero saber nada de ti. O sí. Esto va a ratos, ya sabes. Cuando estoy con gente te quiero destruir y te quiero ver sufrir. Si estoy sólo te quiero aquí, a mi lado, en la cama, conversando antes de dormir.

Elena me está armando para la guerra. Yo paso. No quiero peleas.

Quiero que veas lo que te has perdido. La finalidad de esto es dudosa, no se si es para que te percates y vuelvas o para que me dejes en paz. Creo que lo primero.

Elena está demasiado habladora y no quiero. Hoy hablar no. Mañana quizá me haga más falta.

He recurrido a canciones para subir mi moral. Y he dado con la clave. Vega, de nuevo:

“…Tengo mucha vida y ese don de gentes. Creo en mí misma, no es cuestión de suerte. Tengo otro concepto de comerme el mundo, amor. Como yo no hay dos…”

La letra es como si hubiera escrito especialmente para mí. Para esta hora, este minuto y este segundo de mi vida. 00:49 de la noche.

Aun así te digo que los días pasan sin pena ni gloria sin ti. También necesito que sepas que esto es un punto y aparte. 
Que me olvides, yo me dedicaré a echarte de menos.

Dudo sobre mi fututo sin ti, Sergio. Pero así, no puedo seguir. O no debo seguir.

Un clavo saca a otro clavo. O eso me dijo esta mañana Ana. 

¿Será David? Quizá…

No comments:

Post a Comment